El Comercio – Un museo para la fábrica de La Vega

  Dos días después de publicar que se va a catalogar el «fondo documental» (colección de impresos o manuscritos de una determinada procedencia) de la «Fábrica de Armas de Oviedo», la prensa regional se hace eco simultáneamente de que la Delegación de Defensa se hace cargo de 400 fondos y Defensa dice recibir la propiedad «en perfecto estado y con todos sus bienes». Desmiente asimismo, el presunto expolio del que muchos se han hecho eco.

  Cierto es, el innegable trabajo realizado por el personal de la Delegación de Defensa de Oviedo en la catalogación y recuperación de armas y otro material. Lo han salvado, rescatado de su destrucción y es algo por lo que jamás acabaremos de estar suficientemente agradecidos.

  Pero también son ciertos tres datos. El primero es que la fábrica se entregó hace un año, desconociendo que pudo suceder en los treinta años anteriores, años de los que el personal despedido recuerda diversos acontecimientos. El segundo es que respecto al mencionado «inventario de defensa» no se indica a qué elementos está referido, cuando se realizó, ni la frecuencia de su actualización. Y el tercero es que la noticia de hace dos días, se refería a «fondos documentales» y no a unas armas que se mantenían amontonadas y aparentemente sin ningún tipo de conservación.

  Y por último una pequeña reflexión. Con el «cadáver» aún caliente de 246 trabajadores despedidos en Trubia, más de un centenar de procesos judiciales en marcha y el trato otorgado por la empresa a su principal cliente, que la noticia sea hablar de un museo no se sabe donde, es simplemente, descorazonador. 

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«La Delegación de Defensa se hace cargo de 400 fondos de patrimonio histórico almacenados en la factoría armamentística desde su fundación en 1856 y los restaura para mostrarlos en su sede de la plaza de España

09.02.14 – 00:37 – IDOYA REY |

El pasado jueves se cumplió exactamente un año desde que la empresa General Dynamics entregara los terrenos de la fábrica de La Vega a su propietario, al Ministerio de Defensa, tras decidir cerrar el histórico centro de producción armamentística y llevar todo el trabajo a Trubia. Desde entonces, el solar de 120.000 metros cuadrados aguarda un incierto destino. Son muchos los que hablan de un posible pelotazo urbanístico con la jugosa parcela, en una ubicación privilegiada de la ciudad, y también fueron numerosas las voces que acusaron de un expolio por parte de la fábrica sobre todos esos bienes almacenados durante dos siglos de vida, fondos con un innegable valor histórico. Defensa negó semejantes acusaciones y siempre aseguró que había recibido la propiedad «en perfecto estado y con todos sus bienes». Un patrimonio que estaba poniéndose a punto: desde el pasado verano un equipo de 14 personas ha trabajado en la restauración de las piezas para crear una suerte de museo de La Vega. Son 400 fondos catalogados que se quedarán aquí, en la plaza de España.

Como cada jueves, Artemio Mortera se coloca junto a la larga mesa que le tiene sumido desde la pasada primavera. Examina cada pieza con precisión quirúrgica y procede a darle la solución que requiere: eliminar el óxido, pulir la madera, sacar brillo, engrasar si es necesario. Mortera es un erudito en Historia Militar y no tiene reparos en decir que muchos de esos fusiles, subfusiles, ametralladoras y prototipos que le ha tocado restaurar estos meses «son únicos en el mundo». Son los bienes de patrimonio histórico que Defensa ha trasladado desde la fábrica de armas de La Vega hasta sus instalaciones de la plaza de España para proceder a su recuperación.

Todo lo que aparecía en el inventario de Defensa estaba en las estanterías de un almacén de la factoría. «Lo trasladamos hasta aquí y aquí se quedará. El Museo del Ejército ya ha dado el permiso, tras catalogar todos y cada uno de los fondos y declararlos bienes de interés cultural, para que las piezas permanezcan en Oviedo. Solo se han quedado en La Vega los bienes de gran tamaño que físicamente no podíamos desplazar», explica el teniente coronel Francisco Javier Serres. El Ministerio de Defensa se ha puesto en contacto con la Universidad para una posible cesión de la maquinaria con interés histórico; mientras, las armas, prototipos y reproducciones a escala ya toman forma de museo.

La intención de la Delegación de Defensa es exponer todo ese material una vez que esté plenamente recuperado, gracias al trabajo de los 14 restauradores. Será dentro de poco, aunque aún no hay una fecha fija. «La idea es abrir las puertas para que todo el mundo lo vea», apunta el coronel Vicente Bravo. Entre esas piezas, guardada con mimo en una vitrina, está el primer arma que se hizo en la fábrica de la Vega. Es un fusil de pistón del calibre 14,7 mm fabricado en 1859 que lleva el número 1 en su referencia; la más antigua de cuantas se conservaban en la fábrica ovetense, aunque con anterioridad en la ciudad ya se producía armamento.

Hasta 1856, año en que los terrenos del antiguo monasterio benedictino de Santa María de la Vega, fundado en el siglo XII, fueron confiscados para instalar allí la fábrica, la producción era gremial. Cada una de las piezas de las armas se producían por separado y se ensamblaban en el Palacio del Duque del Parque, conocido ahora como el palacio del Marqués de San Feliz, en la plaza de Daoíz y Velarde. De aquella primera época se conservan algunas piezas en el Museo del Ejército.

Lo que se conservó en La Vega se puede englobar en armas extranjeras, armas de la producidas allí y muchos prototipos. Fue tras la guerra civil cuando llegaron gran parte de esos fondos. En el tiempo de la contienda la fábrica estuvo próxima a su desaparición por el cerco que sufrió la ciudad, pero tras el periodo bélico se dio orden de enviar al centro productivo un ejemplar de cada una de las armas que se conservaran en los parque de artillería.

Cada bando de la guerra civil pertrechó a más de un millón de hombres. «No había armas suficientes para todos, así que hubo muchas cesiones de los alemanes e italianos a un bando y de los rusos al otro, pero también hubo mucho tráfico de armas. Se limpiaron todos los almacenes de Europa y se vendió de todo: pura chatarra y armas modernísimas», explica Mortera. Fusiles y ametralladoras mexicanas, paraguayas, alemanas, francesas y rusas, entre otras, aunque todos los países aspiraban a tener su propio armamento. De ahí los prototipos tan curiosos que ahora han salido a la luz, «y que eran desconocidos en la historia mundial». Hay piezas desmontadas para ver su funcionamiento interior, e incluso algún cañón deformado al explotar en su interior la munición, todo para sacar ideas y diferenciar las armas del ejército español.

Las más emblemáticas

Los periodos más fructíferos de La Vega coinciden con las época de abastecimiento armamentístico para el ejército. «Aquí fue durante la guerra de Cuba a finales del siglo XIX y en los años 60, cuando se abasteció del fusil CETME», apunta Mortera. Este último fusil comenzó a producirse a gran escala como arma reglamentaria del ejército español. Algo parecido ocurrió a finales del XIX, durante el periodo de contienda con la isla caribeña. En esos años fue el fusil conocido como Mauser Oviedo 1893, el que copó la producción de la fábrica de armas.

Cabe destacar también la ametralladora Hochtkiss 1914, «emblemática porque se usó en Marruecos y en la guerra civil. Era un proyecto francés que se diferenció, por esa costumbre de personalizar las armas». Y cada una de esas piezas que reparan en la planta baja de la Delegación de Defensa, tiene su réplica a escala en la segunda planta.

«En esta sala tenemos las piezas que realizan los aprendices de la escuela. Son armas que funcionan y tenían su propia munición», dice el teniente coronel Enrique Corominas. Porque tras la apertura de la fábrica se fueron añadiendo un almacén de madera, un economato, viviendas para los encargados, una biblioteca, un museo y la Escuela de Aprendices, para formar a obreros cualificados encargada de formar obreros cualificados entre los hijos de los trabajadores.

Todo eso que formará este museo fue la vida de la fábrica de La Vega, en cuyo solar quedan aún bienes protegidos como el pórtico de la capilla, el claustro, el castillo y la nave de Sánchez del Río. Un patrimonio que desea un futuro con tanto mimo como el de esas 400 piezas al cuidado de la Delegación de Defensa.»

Acerca de ensantabarbara

"Asociación 55 despedidos - Fábrica de Trubia" Trabajadores despedidos de la filial española de General Dynamics European Land Systems
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