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Escrache audiovisual
Nacho Vegas y Ramón Lluis Bande presentan ‘Polvorado‘, un vídeoclip rodado en Laboral con trabajadores de empresas asturianas en crisis que pretende ser arte y denuncia
Para abrir boca unos versos de Bertolt Brechrt («¿Qué tiempos son estos /en los que hablar de flores es casi un delito / porque implica callar sobre tantos crímenes»). Para abrir los ojos, una mirada que parece quieta, que juega en primer plano y a cuerpo entero con la idea de foto fija, de imagen detenida en el tiempo. Pero solo es eso, un juego. Un mecanismo de Ramón Lluis Bande para poner cuerpo audiovisual a ‘Polvorado‘, canción de Nacho Vegas que pregunta por el pan al patrón, por el dinero bajo el colchón, por los fantasmas, las cadenas, la Luna y el amor prometido. Y mientras lo hace, un pequeño parpadeo de aquella mirada quieta quiebra al segundo la idea de la instantánea para descubrir que hay película bajo el hombre parado en el plano. Parado también en la vida. Descubre ese pequeño movimiento que no todo es lo que parece. Que hay actividad en mitad de la quietud, historia, protesta, denuncia, lucha. Y Nacho Vegas sigue cantando. Habla de espejismos y extorsiones, de cadáveres escondidos desde Berlín a Pola de Lena. En la pantalla ya no está el primer hombre, Maxi García, uno de los 55 trabajadores de General Dynamics con carta de despido. Se ha ido con su estampa solemne y gesto grave. Tras él, con fondo blanco, el mismo blanco de Laboral Centro de Arte, donde fue ayer presentada y antes grabada toda la cinta, la «intervención política, el escarche audiovisual», como dice su autor, aparece Belén Estrada. Como todos sus compañeros de Benito Sistemas, ahora en la calle. Estrada -ayer en la abarrotada presentación, junto a Bande y Vegas, al lado de Violeta Cabrero, otra de las protagonistas de ‘Polvorado’, vestida de mensajes de protesta por su situación en Lavanderías Cabueñes – aguanta, como todos, la mirada desde su plano. Sujeta, como todos, una imagen. Esa sí, fija.
Una de las ocho que ha prestado el Premio Pulitzer Javier Bauluz y que lleva el conflicto a otros escenarios. Si los trabajadores que Bande y Vegas han elegido para amenazar musicalmente «con zanjar el cuento» representan los conflictos laborales de este Norte, sin olvidar ninguno, las imágenes de Bauluz recurren a otros lugares para globalizar la situación. Para «poner el cine y la música al servicio de una causa, que lucha contra la violencia social».»
‘Polvorado’, la canción, seguramente también la película, «está marcada por una urgencia», decía Vegas a la vera de la gran pantalla que la estrenaba. «Teníamos la obligación de mirar al mundo y de testimoniar con diferentes miradas lo que está pasando». Y eso hacen la canción (incluida en el último álbum ‘Resituación‘) y el vídeo, que si se abría con una profunda sentencia de Brecht, se cierra con una ironía firmada por Martí López Navia («Las condiciones objetivas están hasta las narices de nosotros»).
Justo antes de esa frase, salen al paso una serie de datos, a los que pone rostro, ya no un despedido sino una pequeña estudiante de cuarto de primaria: Llara Bande. El alto índice de paro y la pobreza que abre sus lindes son el panorama de su presente, como lo son de Jesús González, despedido por una subcontrata de Hunosa; Cristina Portón, despedida de Sedes, Isabel García, de Coca-Cola, y Samuel Fernández, afectado por el ERE de Tenneco, que ahora está a punto de recuperar su trabajo, pero que en ‘Polvorado’ aún es un despedido, ya que «esta es la foto fija de un instante determinado».»