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«Los gobiernos son cómplices de la sangría que convirtió Asturias en un desierto»
Cientos de manifestantes acudieron a la llamada de la Asamblea de Trabajadores en Lucha para protestar porque «no hay una sola institución en la que podamos confiar»
La Asamblea de Trabajadores en Lucha marchó ayer por las calles de Oviedo en protesta, de nuevo, por el cierre y los procesos de regulación de diferentes empresas asturianas acaecidos, en algunos casos, «después de derrochar importantes subvenciones públicas, dejando en la calle a miles de trabajadores». Cientos de personas acudieron a la llamada del frente común de empresas en crisis, que salió de la plaza de América entre pancartas de ‘Ni un despido más’ para acabar en la Escandalera, cargando contra la clase política.
«Miles de millones de euros destinados a la reindustrialización de Asturias desaparecieron por las alcantarillas de la corrupción», acusaron nada más comenzar su discurso. Durante la lectura del manifiesto fueron más allá y señalaron directamente a los gobiernos asturianos, a los que culparon de repartir «el millonario botín entre sus amigos, ante los ojos cómplices de todos y cada uno de los diputados que abandonaron al pueblo a su suerte, a cambio de asegurar su miserable sueldo de 3.000 euros mensuales más dietas».
De este modo, sin paños calientes, se dirigieron a «gobiernos y parlamentos, cómplices de una sangría que convirtió Asturias en un desierto sin otra alternativa que la emigración o la pobreza». Al igual que en las pancartas que pasearon por la capital, también rechazaron de viva voz el «paro insoportable», la ruina de «miles de familias», las pensiones «de miseria» y los «trabajos precarios con sueldos que no dan para comer».
En este contexto, insistieron, «el Gobierno y el Parlamento asturianos continúan desaparecidos, votando leyes que solo garantizan sus sueldos y sobresueldos y corriendo a salir en la foto para justificar un trabajo que nunca hicieron». Así, las cosas, solo quedaba una conclusión posible: «Ahora mismo, no hay una sola institución, gobierno, parlamento o ayuntamiento en el que los trabajadores podamos confiar». Y los empleados de empresas en crisis se mostraron dispuestos a actuar en consecuencia. «Defenderemos nuestros derechos sin que nadie decida ni firme nada en nuestro nombre, sin aceptar ni firmar ni un despido ni un cierre de empresa más, con la unidad de los trabajadores en defensa de su futuro y con un sindicalismo sin claudicaciones, sin corrupción y sin traiciones», sentenciaron.
El portavoz de la asamblea fue, esta vez, Israel García, exempleado de Coca-Cola. Arropándole, trabajadores de otras muchas empresas, como las subcontratas de Hunosa, Sedes, Tenneco o General Dynamics –esta vez también se sumaron a la extensa lista algunos miembros de la plantilla del Hotel Reconquista– y colectivos como La Madreña. La representación política fue más bien escasa. Asistieron, eso sí, el coordinador general de IU Asturias, Manuel González Orviz, y los ediles ovetenses de la coalición Roberto Sánchez Ramos y Alejandro Suárez.
Recuerdo a los mineros fallecidos en Turquía
Los convocantes quisieron recordar tras la manifestación a los casi 300 mineros fallecidos en Turquía, «en un mal llamado accidente». Para ellos fueron las primeras palabras de su manifiesto, que señaló «la privatización de las minas, la falta de inversiones en prevención y seguridad y la codicia de la patronal» como «las verdaderas causas de estas muertes». Dicho de otro modo: «No son accidentes, son asesinatos». Así, antes de guardar un minuto de silencio en su memoria, los manifestantes insistieron en que «cuando un trabajador muere en el puesto de trabajo por falta de medidas de seguridad, eso es un crimen. Y quienes lo provocan y quienes lo consienten son criminales».»