Dudas, nubarrones e incertidumbre en el entorno de los proyectos para la continuidad de la Fábrica de la Coruña.

Fábrica de Armas de la Coruña
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El fenómeno viral del momento, el legado del Tibu, esas autograbaciones en las que los protagonistas se mojan en agua fría para no tener que pagar una mariscada a los que les han nominado, tiene su particular versión en el futuro de la fábrica de armas. El proceso de licitación para conseguir la adjudicación de la explotación de la emblemática factoría coruñesa sigue quemando etapas, con vistas a una posible resolución a la vuelta de las vacaciones estivales.
Esta semana ha salido a la palestra el grupo comandado por el Instituto de Finanzas. Su responsable, David Carro, hizo primero una visita a la factoría para repetir los mensajes ya sabidos: que necesitan el apoyo institucional (hablaba de 1,8 millones de euros que tendría que poner la Xunta) y que garantiza la paz social mediante la incorporación inmediata de dos miembros del comité de empresa de la extinta General Dynamics.
De los planes de futuro de la factoría, algunas generalidades: que harán mobiliario urbano, casas prefabricadas y alguna otra línea de producción que poco tiene que ver con la historia de Santa Bárbara.
Trabajadores y accionistas. Para conseguir financiación, el gran talón de Aquiles de este proyecto, IFFE se descuelga con una idea original y positiva, que los trabajadores que han recibido indemnizaciones cuantiosas se conviertan en accionistas de la futura compañía. El concepto no es malo, pero faltan por comprobar las garantías de esos planes de apoyo público en una situación en la que el Igape apenas maneja fondos y los bancos son reacios a aceptar sus avales. Y también habrá que ver la actitud que adopta el Ayuntamiento, inicialmente muy favorable a este grupo de inversores. Quizá sería un buen momento para fusionar a los dos aspirantes y garantizar el futuro más sólido posible para Santa Bárbara.
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