Ayer, día 3 de julio, la Asociación 55 Despedidos ha mantenido una cordial reunión con el Concejal de Cultura para exponer su punto de vista sobre la ya conocida intención de la Corporación Ovetense de desarrollar unas jornadas en los terrenos de La Fábrica de Armas de La vega, unas jornadas dice el Concejal “para que se conozca el patrimonio industrial del recinto”.
Parece ignorar dicho concejal, que dicho patrimonio fue expoliado con el beneplácito entre otros de quien nos gobierna en el Ayuntamiento. Parece ignorar que dicho patrimonio fue destruido y cortado a soplete, o entregado a manos ajenas. Y parece ignorar, como le hicimos saber en la reunión, que la Fábrica de Armas de la Vega es la única empresa Centenaria de Asturias, quiero creer, cuyos fondos documentales (archivos, biblioteca, documentos, etc) algunos de gran valor, no se encuentran en el Archivo Histórico Provincial, sino, como la Asociación denunció hace meses en su web, fuera de la región, en manos de una empresa privada.
Por todo ello, ¿Qué patrimonio industrial se pretende enseñar?
Señor concejal. Tal y como le hicimos saber, somos tan ingenuos que los 55 despedidos aún seguimos soñando con una Fábrica de Armas abierta. Por eso, entre otras razones, como es el incumplimiento de las Declaraciones institucionales aprobadas por unanimidad por el Ayuntamiento de Oviedo, nos oponemos a experimentos como el que proponen. “Los experimentos con gaseosa” dijo otrora un ministro, y si esto no le vale, aquí le hacemos llegar el poema del sevillano Rodrigo Caro, quien ya en el siglo XVI parecía presagiar hechos como los que acontecen hoy en Oviedo
Un saludo cordial
55 despedidos de Fábrica Armas – Trubia
Canción a las ruinas de Itálica
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.
Aquí de Cipión la vencedora
colonia fue; por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente
de su invencible gente.
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo
este llano fue plaza, allí fue templo;
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelan cenizas desdichadas;
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.
Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago!
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está, el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Todo desapareció, cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo;
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente,
Aquí nació aquel rayo de la guerra,
gran padre de la patria, honor de España,
pío, felice, triunfador Trajano,
ante quien muda se postró la tierra
que ve del sol la cuna y la que baña
el mar, también vencido, gaditano.
Aquí de Elio Adriano,
de Teodosio divino,
de Silo peregrino,
rodaron de marfil y oro las cunas;
aquí, ya de laurel, ya de jazmines,
coronados los vieron los jardines,
que ahora son zarzales y lagunas.
La casa para el César fabricada
¡ay!, yace de lagartos vil morada;
casas, jardines, césares murieron,
y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Fabio, si tú no lloras, pon atenta
la vista en luengas calles destruidas;
mira mármoles y arcos destrozados,
mira estatuas soberbias que violenta
Némesis derribó, yacer tendidas,
y ya en alto silencio sepultados
sus dueños celebrados.
Así a Troya figuro,
así a su antiguo muro,
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
¡oh patria de los dioses y los reyes!
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
fábrica de Minerva, sabia Atenas,
emulación ayer de las edades,
hoy cenizas, hoy vastas soledades,
que no os respetó el hado, no la muerte,
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
Mas ¿para qué la mente se derrama
en buscar al dolor nuevo argumento?
Basta ejemplo menor, basta el presente,
que aún se ve el humo aquí, se ve la llama,
aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento;
tal genio o religión fuerza la mente
de la vecina gente,
que refiere admirada
que en la noche callada
una voz triste se oye que llorando,
«Cayó Itálica», dice, y lastimosa,
eco reclama «Itálica» en la hojosa
selva que se le opone, resonando
«Itálica», y el claro nombre oído
de Itálica, renuevan el gemido
mil sombras nobles de su gran ruina:
¡tanto aún la plebe a sentimiento inclina!
Esta corta piedad que, agradecido
huésped, a tus sagrados manes debo,
les do y consagro, Itálica famosa.
Tú, si llorosa don han admitido
las ingratas cenizas, de que llevo
dulce noticia asaz, si lastimosa,
permíteme, piadosa
usura a tierno llanto,
que vea el cuerpo santo
de Geroncio, tu mártir y prelado.
Muestra de su sepulcro algunas señas,
y cavaré con lágrimas las peñas
que ocultan su sarcófago sagrado;
pero mal pido el único consuelo
de todo el bien que airado quitó el cielo
Goza en las tuyas sus reliquias bellas
para envidia del mundo y sus estrellas.