«Los prejubilados han recibido como héroes a los compañeros que se reincorporan al trabajo // La plantilla confía en el plan de futuro de la empresa
Susana D. Machargo
Un año después del chivatazo de aquel compañero italiano que alertaba de los planes de cierre de Tenneco, los trabajadores no han cruzado el umbral de la fábrica para dar el relevo a los compañeros encerrados o para participar en una asamblea convocada por el comité. La plantilla ha vuelto al tajo después de meses de victorias en los tribunales y en las mesas de negociación. En el exterior, los prejubilados hacían círculo para aplaudir y vitorear a los que aún quedan en su puesto y a los que les han conseguido condiciones ventajosas de jubilación. Tenneco reabre en Gijón con un equipo de 117 profesionales que se reorganizarán en tres secciones (ejes, tuberías y montajes) y espera fabricar de media 3.500 amortiguadores diarios. Falta por designar al director de la planta. Al margen de las cifras, ha sido una mañana de emociones encontradas. Vuelven al trabajo pero recuperar la normalidad y superar la experiencia llevará más tiempo.
Uno de los portavoces del comité, César González, ha explicado que durante los primeros días realizarán cursos de reciclaje del personal, con especial hincapié en los aspectos de seguridad. La fabricación comenzará, casi con total seguridad, el próximo jueves. César González ha asegurado que la unidad de la plantilla ha sido clave para lograr reabrir, pero también ha concedido gran importancia al apoyo político y social encontrado en Asturias y en Europa y también el respaldo del sistema judicial, con una cadena de sentencias favorables a los postulados de los trabajadores.
El comité de Tenneco confía en el futuro de la fábrica de Gijón. No cree que la reapertura sea un canto de sirena. César González señala que hay un plan de futuro serio, con expectativas para superar los dos años que, en principio, la multinacional norteamericana se da de plazo para rentabilizar la planta. Para conseguir este objetivo será fundamental contar con un buen director. Los trabajadores confían en que se designe a un profesional que conozca bien la compañía, con buenas relaciones en las delegaciones europeas y de Estados Unidos y que sea conciliador.
En el exterior de la fábrica, muchos de los 91 mayores de 55 años que se han prejubilado miraban con cierta añoranza a los que entraban. Entre los que se incorporaban a su puesto, algunos eventuales que tras el conflicto han conseguido un contrato fijo. Ese es el caso de Susana Sánchez, que lleva seis años en la empresa. Cuenta que el último año ha sido duro, que ha habido momentos en los que la actitud de la empresa minó su moral, pero ahora es consciente de que «la lucha sirve».»