Oviedo 7 de septiembre de 2014
En La Nueva España de hoy Elena F. Pello firma dos importantísimos artículos sobre la memoria industrial de Oviedo y el fracaso de la especulación de la Manjoya. Los que habéis seguido mi razonamiento sobre el «Oviedo industrial» tenéis dos importantes documentos de imprescindible lectura y asimilación. Reproduzco el primero, el segundo se puede leer también en la página 10 y en la web del periódico.
«La memoria de Oviedo es industrial
Los cierres de la Vega y San Claudio han reducido a su mínima expresión el sector fabril, que en su día fue muy notable e impulsó el crecimiento de la capital
07.09.2014 | 05:42
A mediados de año la actividad industrial en Asturias parecía remontar. Las organizaciones empresariales, como la FADE (Federación Asturiana de Empresarios), sostienen que el sector ha iniciado en el Principado, al igual que en otras regiones industriales europeas, una lenta recuperación. Entre noviembre de 2013 y marzo de 2014 una de cada tres empresas asturianas tenían una alta cartera de pedidos y su nivel de producción era alto, según SADEI (Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales). Si bien era cierto que el impacto de la leve recuperación aún no se había trasladado al empleo, era una buena noticia para Asturias a la que Oviedo, sin embargo, era ajena. El cierre de la Fábrica de Armas, con sus 55 trabajadores, barrió de la ciudad el último vestigio de su actividad industrial, que tiempo atrás tuvo cierta importancia y de la que ahora sólo quedan solares e inmuebles vacíos y la evolución de la actividad industrial tiene escaso impacto en el municipio.
Oviedo no fue siempre una ciudad de servicios. La industria fue en su día un elemento vertebrador, atrajo población y generó riqueza. Si Oviedo creció fue gracias a su industria, principalmente la armamentística, que se remonta a finales del siglo XVIII y que, tras el varapalo del cierre de La Vega, sigue siendo la más importante del concejo. De ella siguen viviendo más de 700 trabajadores de la Fábrica de Trubia, después de la salida de 200 por despidos, prejubilaciones, bajas voluntarias y tras soportar la puesta en marcha de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Esta misma semana la multinacional General Dynamics ha confirmado que Trubia fabricará parte de una partida de 589 vehículos blindados para el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, lo que garantiza su actividad unos años más.
La fábrica de armas portátiles de fuego que se trasladó a la ciudad en el año 1794 desde las Provincias Vascongadas fue el germen del tejido industrial de Oviedo. Los armeros, llegados desde diversos lugares de España, trabajaban en sus propias casas hasta que en 1895 fue ocupado el convento de monjas benedictinas de La Vega para instalar en él la factoría.
En 1858 en la calle del Paraíso abrió la Fábrica de Gas, inactiva desde hace años y ahora objeto de un plan urbanístico que contempla la construcción de viviendas, preservando algunos elementos de interés y ofreciendo espacios abiertos al uso público.
A mediados del XIX la fábrica de fundición y construcción «La Amistad«, abierta en 1856, daba trabajo a un centenar de obreros; en 1860 se fundó la Fundición Bertrand; en San Lázaro se instaló en 1862 una fábrica de cerillas; también hubo varias de chocolates -«La Asturiana«, en la calle de La Vega, era la más popular-.
El cierre de la fábrica de La Vega fue sonado. También lo fue el de la Fábrica de Loza de San Claudio, fundada en 1901 por Senén Ceñal y que puso fin a su actividad en 2009. El plan de viabilidad de la propiedad, que acabó externalizando la producción y fabricando en Marruecos, fracasó y supuso la pérdida de 139 empleos en el sector industrial ovetense. La factoría, declarada bien de interés cultural con categoría de conjunto histórico por la Consejería de Cultura del Principado, ha caído en el olvido. Este verano un fuego declarado en el interior de las naves abandonadas la devolvió a la actualidad por unos días.
Las fábricas de armas de Trubia y La Vega y la Fábrica de Loza de San Claudio eran, por su arraigo y su volumen de producción y empleo, las más importantes del concejo. Hay además otras industrias, aún activas, que sobreviven y no son en absoluto despreciables. Cementos Tudela Veguín mantiene, según fuentes sindicales, en torno a los 400 empleos, y, en Trubia, Industrial Química del Nalón da trabajo a unas 90 personas, e Industrias Doy, a alrededor de 40. El cierre de Coca-Cola, en Colloto, que afectaba a los 123 trabajadores de la planta, ha quedado en suspenso tras la anulación del expediente de regulación de empleo (ERE) por los tribunales.
La historia industrial de Oviedo parece encaminada a extinguirse, marginada a algunas zonas del municipio y con un carácter residual frente al peso del sector servicios y del comercio. Sin embargo, desde los sindicatos hacen ver que no es recomendable volver la espalda a la industria, ya que de ella dependen servicios como la hostelería, el comercio, el transporte y, por supuesto, determina la capacidad adquisitiva y de consumo de los ciudadanos.