Según la senadora Susan Collins, las críticas a la gestión de costes, plazos y problemas de una agencia estatal es «parte del proceso» cuando a quien se cuestiona es a General Dynamics. Por supuesto la senadora trabaja por el bien de su país y de la correcta gestión de las finanzas públicas. El hecho publicado de que el mayor contribuyente a lo largo de la carrera de la senadora parezca ser General Dynamics según el grupo de investigación «Center for Responsive Politics», además de otros contribuyentes conocidos como Golman Sachs o dos de las «Big Four», no parece estar tras la defensa de la empresa.
Por otro lado, el Lexington Institute, un grupo de presión creado en 1988 por un congresista, un profesor de Universidad y un periodista (hoy en día tiene menos de 10 empleados) dice que valen más los informes de General Dynamics que los de la Agencia de Gestión de Contratos de Defensa del Pentágono que vigila el cumplimiento en costes, plazos y calidad. Es uno de esos grupos de presión calificados como «defense industry’s pay-to-play ad agency» , que es algo así como «agencia de publicidad de la industria de defensa – paga para hablar«. Creo recordar que leí en una entrevista que una vez un responsable de este Instituto declaró que había muchas cosas de las que hablar en la vida, y él solo lo hace de las que le pagan.
Y por último, el experto de otro «think tank», Gregory Sanders, quita hierro al asunto del informe y parece querer decir, que «solo son opiniones».
Esto sí que es sacar la artillería de comunicaciones. A pesar de toda esta campaña de publicidad, lo cierto es que el buque lleva más de una año de retraso y no se ve la luz al final del túnel de los costes.
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