¡Se enteran ahora!. Hace tiempo que se dice: «tenemos el contrato del 8×8 pero hay una transición hasta el 2018». ¡Si estará dado! (o eso dicen). Ya están nombrados los responsables del programa y las noticias que nos llegan de la capital del reino, indican que las horas extras se han disparado. Se han disparado para bien, para ingeniería; no como cuando se dispararon para mal, o sea, cuando se prepararon los documentos que tenían la apariencia de cuentas contables con la apariencia de estar revisadas y verificadas en relación a la situación económica de la empresa.
Pues como las cuentas, la actividad docente de unos y el concurso de la adjudicación de otros. Chanchullos. Y en medio, quienes se sienten traicionados por no cederles los terrenos de Oviedo, o los que tal vez tengan que lidiar con un nuevo ERE.
Y se acaba una legislatura. Recordar que el fenómeno de las puertas giratorias es la pera en España: «de los gobiernos de Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, tres de cada diez ministros dejan la política al cesar en sus cargos y se embarcan en actividades en la empresa privada, del Consejo de ministros al consejo de administración, en muchos de los casos en labores de representación y tareas de lobby, aunque también de dirección.» En otros países europeos, el término «puerta giratoria» es considerada delito. Aquí lo es la protesta pública de trabajadores por defender derechos, defensa que es criminalizada usando el miedo a ingresar en la cárcel para desmotivar toda defensa de derechos laborales que no sea canalizada, como mucho, a través de los sindicatos mayoritarios.
Ver noticia
«EMPRESAS