El Comercio se hace eco de nuevo con el conflicto generado por el ERE fraudulento del año 2013 de General Dynamics Santa Bárbara Sistemas. Lamentamos que la noticia se haga con los datos proporcionados por la empresa que habla de pérdidas de millones de euros que coinciden con la documentación que la empresa proporciona a los sindicatos y no con la información que la misma empresa deposita en el Registro Mercantil.
En ella, se indica que las pérdidas antes de impuestas son de 1,63 millones de euros, y no los 18 millones que indica el artículo. Así mismo, recoge entre sus notas que el 28 de noviembre de 2014, se firmó el suministro de la segunda fase de los vehículos Pizarro por valor de 654 millones de euros a entregar en el periodo 2014-2019. A ello se suman entre otros contratos firmados, los 184 millones en trabajos para el antes llamado SV inglés. No es pues la falta de trabajo lo que amenaza el empleo en la empresa, sino el modelo productivo aplicado, subcontratación pura y dura a empresas externas y precarización del empleo en el interior de las factorías con personal eventual que es llamado por días y suple entrando y saliendo del «paro», la falta de planificación.
Es de destacar que las compras a proveedores extranjeros es de 81 millones de euros, lo que casi triplica las compras a los proveedores nacionales, y entre estas compras las de Mowag, una empresa de General Dynamics a la que se adquieren 42,863 millones de euros, con la posible repercusión que los precios de transferencia siempre tuvieron en los resultados de la empresa española. Nadie quiere entrar a valorar o pedir explicaciones por los abultados gastos de «servicios profesionales» que pese a su considerable reducción, alcanza la cifra de 25 millones de euros, o los pagos realizados a General Dynamics European Land System (la sociedad limitada que está en las mismas oficinas de Madrid) por algo más de 10 millones de euros por servicios refacturados por EEUU. Hace unos días en Italia por una contabilidad creativa similar, Apple abonó al estado italiano 318 millones de euros en impuestos tras revisarse el no pago de cinco años de impuestos.
En cuanto a que aún no tiene carga de trabajo para los empleados, no casa esta información con el hecho de tener contratados directamente en plantilla o a través de ETTs a unas 84 personas, contratos realizados después de los despidos (según confidencias de algún sindicalista). Los puestos de trabajo que se cubren, se centran en departamentos en los que trabajaban los despedidos y los sindicatos se limitan a pelear por incorporar a su cuota de afiliados.
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«De las huelgas a la munición
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La factoría comenzará este año pendiente del fallo del Supremo, con contratos para reactivar la producción y con un nuevo vecino, Expal
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La fábrica de armas de Trubia afronta 2016 con más carga de trabajo y el conflicto social abierto
SUSANA NEIRA OVIEDO – 11 enero 2016 – 00:13
2016 ya asomó la cabeza y, si mira para Trubia, se encontrará una localidad marcada, como viene haciendo desde hace más de dos siglos, por su fábrica de armas. Los vecinos confían en que, de una vez, la factoría levante la cabeza tras años de despidos y una constante bajada de la producción. 2015 no solucionó sus problemas pero, al menos, abrió nuevas puertas: la llegada de algún contrato y el anuncio de un nuevo inquilino, Explosivos Alaveses. Otros siguen candentes: los despedidos volverán a concentrarse hoy, 32 meses después de su forzosa salida de Santa Bárbara.
El conflicto social
Abierto
Trubia despidió 2014 en alerta y amaneció 2015 con una advertencia: la plantilla retomaría los paros si Santa Bárbara renunciaba a abrir una mesa de negociación para incorporar a los 55 despedidos en el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de mayo de 2013 y los relevistas. Uno cada mes, hasta el verano, celebraron tras ese primero 12 de enero. Apenas diez días después el Tribunal Supremo anulo la sentencia del ERE y obligó a la Audiencia Nacional -que anteriormente lo declaró legal- a repetirla. Las buenas nuevas en los tribunales duraron poco. En abril, la Audiencia volvió a avalar la validez del ERE. El fallo se recurrió de nuevo ante el órgano superior y ahora queda esperar. Lo más probable, según las partes vinculadas, será que la respuesta judicial se conozca en los primeros meses de este año.
Precisamente en eso, en que haya un proceso judicial abierto, se apoyó Santa Bárbara durante meses para negarse con rotundidad a volver a contratar a aquellos que echó de manera forzosa e indemnizó como medida de ese plan de reestructuración que motivó la salida de 246 personas solo en la planta de Asturias. En verano, sin embargo, abrió la puerta a abrir esa mesa de negociación (con la contratación estos meses de al menos 16 personas para cumplir con las entregas de Pizarro) pero en septiembre, tras realizar algunas contrataciones de perfiles concretos sin contar con este colectivo, se cerró de nuevo. Los sindicatos convocaron otros 12 paros de cuatro horas cada día tras «haber agotado todas las vías de negociación con la empresa».
En realidad, esas vías no se habían agotado tanto como creían. Una nueva propuesta de la empresa en octubre dio paso al diálogo. Se abrió una bolsa de empleo con relevistas y despedidos para afrontar la carga de trabajo venidera que curiosamente silenció el conflicto entre la parte empresarial y la sindical. Pero dividió aún más a esta última. 24 de los 54 despedidos se han apuntado. Una parte del resto insiste en que la reincorporación solo se entiende en bloque. Divide y vencerás. Hoy, los despedidos celebrarán una nueva concentración, a las 13 horas.
En 2015, en medio de la brecha social, se coló el Principado con una propuesta de opiniones dispares. Se ofreció a formar un grupo «abierto» (con trabajadores, relevistas, despedidos y desempleados de otras áreas) para ajustarse a las próximas necesidades de la compañía en función de las adjudicaciones de contratos logrados.
De momento, el conflicto social no presenta trazas de solucionarse o dar una respuesta global a corto plazo. Al menos, hasta que se posicione el Supremo.
Nuevos contratos
A medias
Sin ningún logro más allá que una palmada en la espalda de apoyo por parte de las administraciones locales y regionales, y algún que otro reproche al Ministerio de Defensa por su falta de voluntad para intervenir, lo único que alienta a los despedidos y evita la caída de Santa Bárbara es, en realidad, la llegada de nuevos contratos. Tras un 2013 con pérdidas de 88 millones de euros (en gran parte, por las indemnizaciones a la plantilla saliente), la empresa cerró 2014 con otros 18 millones de números rojos pero un contrato en cartera, la construcción de al menos un centenar de barcazas en Trubia de las 589 encargadas por el gobierno británico. Necesitó contratar a al menos seis soldadores para trabajar en los prototipos, el primer paso para arrancar la producción. El grueso de la carga de trabajo se prevé a partir de 2016.
Otro contrato de 82,9 millones de euros cayó en manos de Santa Bárbara, en UTE con Sapa Operaciones e Indra Sistemas, a principios de diciembre. El Ministerio de Defensa les ha confiado los programas tecnológicos relativos al futuro Vehículo de Combate sobre ruedas 8×8, que sustituirá a los actuales BMR que utilizan las tropas de las Fuerzas Armadas. Un desarrollo que dará paso a la construcción a partir de 2018 de al menos 300 unidades en una primera entrega. Santa Bárbara se presentará a la licitación, y que sea la propietaria de las antiguas fábricas estatales quien haya desarrollado previamente esos prototipos puede ayudarle.
Siempre es buena noticia que lleguen contratos pero quedan lejos aún de llenar la capacidad productiva de la empresa. Resultará difícil alcanzar las cifras previas a la crisis. Las actuales no solucionan los problemas de un grupo del tamaño de Santa Bárbara. Ni aunque le hayan caído contratos venidos de fuera, como el británico o el danés, cuyo ejército ha encargado a General Dynamics 309 vehículos Piraña 5 y nadie descarta, aunque aún es pronto para afirmarlo, que las barcazas se construyan Trubia. La mano de obra asturiana abarataría su coste frente a la de Dinamarca.
Expal
Nuevo inquilino
Antes del verano, movimientos de entrada y salida en el antiguo taller de municiones levantaron las sospechas de los trabajadores y los vecinos de Trubia. El pasado diciembre se confirmó: Explosivos Alaveses ha logrado una acuerdo con el Ministerio de Defensa para explotar esta nave, donde realizará inversiones para la puesta apunto de la maquinaria y los talleres. Sin fechas marcadas, lo más probable sería que en 2016 comenzara ya a producir la munición tanto para clientes nacionales como internacionales.
Transformará así en una planta «competitiva y moderna» el antiguo taller de Quintana, usado únicamente como almacén desde que cesó su actividad hace nueve años. Una planta que es propiedad estatal y que Santa Bárbara, al igual que procedió en 2012 con La Vega tras su cierre, ya ha devuelto. Trubia le da la bienvenida y confía que en suponga más empleos más para la localidad, aunque Expal aún no ha adelantado sus previsiones, como tampoco hasta cuánto tiene planes, si son a medio plazo o su presencia se alargará.
Proyectos culturales
En la mesa
Con el cierre de la fábrica de armas de La Vega en 2012 se abrió una negociación entre la Delegación de Defensa en Asturias y la Universidad de Oviedo para la cesión de maquinaria industrial de las dos antiguas factorías estatales con destino a la Escuela Politécnica de Gijón. Unos acercamientos que pasaron desapercibidos hasta que en febrero, tras publicar EL COMERCIO la noticia de que solo quedaban unos flecos para exhibir 81 máquinas, encendieron al entonces alcalde Agustín Iglesias Caunedo.
Habló de expolio y envió una carta al Ministerio de Defensa y el rector de la Universidad, Vicente Gotor, para pedirles una marcha atrás. Le valió para que Oviedo ganara una lucha respaldada por una nueva asociación de Trubia para salvar su patrimonio y por el actual alcalde, Wenceslao López, pero también para recibir más de un tirón de orejas. «No defendió La Vega y ahora mueve Roma con Santiago por las máquinas», reprocharon al popular los trabajadores de la fábrica de armas. El propio ministerio se mostró sorprendido porque nadie había reclamado ningún bien por parte de la Administración local. Finalmente, la propia Universidad confirmó que descartaba el traslado a Gijón pese a que así había convenido para conservar una maquinaria olvidada.
Ahora, para conservar esos bienes, hay otro proyecto en marcha. El actual alcalde, tras una reunión con responsables de Defensa en octubre, anunció la intención de abrir un centro de interpretación sobre la historia del sector en Trubia. Un proyecto modesto pero que serviría de embrión en el futuro para desarrollar un proyecto más ambicioso, como lo fue en su día el fallido museo.»