Las reflexiones y el ánimo de un amigo, las de quien tiene la determinación de un guerrero.

«Mañana, el Tribunal Supremo se reúne para tratar la demanda de los despedidos de Santa Bárbara Sistemas contra el ERE fraudulento sustentado por la contabilidad falsa que presentó la dirección de la empresa para justificar los despidos.

Esperemos que esta vez（y que sirva de precedente) ganen los buenos.

Porque los despedidos tienen razón.

Porque llevan cuatro años peleando por sus empleos y su dignidad como trabajadores.

Se dice pronto: cuatro años, con sus días y sus noches, en la calle, despuès de toda una vida de trabajo, aguantando en la pelea, a pesar de todo y contra todo pronóstico.

Porque su lucha es la de todos.

No solamente por la solidaridad que siempre hay que brindar a quien pelea contra las injusticias, también porque este experimento de aprobar un ERE con contabilidad manifiestamente trucada representa una vuelta de tuerca más en la aplicación de la corrupta y genocida reforma laboral de este gobierno de ladrones que padecemos.

Porque la justicia no puede ser (o no debe ser, mejor dicho) una herramienta más en manos de quienes tienen demasiado poder y demasiados pocos escrúpulos.

Porque, a pesar de las complicidades políticas, mediáticas, sindicales e incluso judiciales con las que cuentan este tipo de empresas y los gabinetes carroñeros que se están haciendo de oro arruinando la vida de miles de trabajadores, no se puede negar lo que es cierto: los despidos de Santa Bárbara Sistemas son una estafa sin ninguna justificación.

Por eso, los compañeros despedidos no van al Tribunal Supremo para que les digan si esto es o no es un atraco.

Saben mejor que nadie y de primera mano que lo es.

Van al Supremo para que se anulen los despidos y se imponga la justicia y el derecho frente a la prepotencia de los poderosos, porque para eso están（o deberían estar） los tribunales.

Pues entonces, lo dicho:
Que mañana sea un buen día para los compañeros despedidos de Santa Bárbara Sistemas y para toda la clase obrera.

Se lo merecen y nos lo merecemos.»